Era noche y las carreteras ya estaban plegadas, se escuchaba tráfico de aviones entre rampas vírgenes de vida, se escuchaba a penas tu voz debajo de la cama, tu voz que estaba amenazada por ladrones de laringes.
Era noche y tu voz cada vez más Suave enseñaba el camino a casa a los paracaídas descosidos en el aire, y recogíamos hilos juntos, saltábamos para alcanzarlos con los dedos, intentábamos recuperar todos para no caernos al vacío, y por la noche tu voz no existía, y yo tenía en un saco negro acumulada miles de cuerdas vocales de todo el vecindario, Tú me miraste y con un simple gesto mudo te diste la vuelta, yo siempre te exigí la última palabra, pero esta vez ya te las había robado todas.
Era de noche y me quede sola, con sacos oscuros mal cosidos a inconciencia.
martes, 24 de mayo de 2011
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Hay que callar esos silencio antes que te dejen sorda de vivir. Lo digo como otorrinolaringólogo emocional.
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