y como las gaviotas aman la costa
yo corro mordiendo el contraviento que me nubla la bahía;
te regalo la gloria vestida de santo a cambio de la nada que tu mencionas sobre el horizonte,
para que no te culpes de lo que perdí en un minuto bajo cero.
te cambio todo el aire de los botes de cristal de mi habitación por once paquetes envasados al vacío; para que recuerdes que nunca necesité nada que no fuera mi cuerpo.
y si quieres, por qué no, te dejo en el buzón de casa toda la arena del desierto de Tengger.
para que no vuelvas.
pero avisa a las gaviotas si cambias de opinión, no vayamos a convertir el agua en polvo azul.
jueves, 17 de febrero de 2011
cuídate en el día de hoy, en la sala del malestar;
que los perros en dirección tierra olfatean el aire,y se intoxican con las sombras de la espera.
y quieren jugar.
y quieren saltarte por el trapecio que sostiene tu preciosa cabeza.
y quieren besarte el cielo de la boca, para que calles.
cuídate del precipicio, que los lobos aún duermen.
pero, sobretodo, cuídate de ti, amor.
que los perros en dirección tierra olfatean el aire,y se intoxican con las sombras de la espera.
y quieren jugar.
y quieren saltarte por el trapecio que sostiene tu preciosa cabeza.
y quieren besarte el cielo de la boca, para que calles.
cuídate del precipicio, que los lobos aún duermen.
pero, sobretodo, cuídate de ti, amor.
lunes, 14 de febrero de 2011
se me olvidó lo que se siente cuando una se siente bien
dormir con frío era mi hermano siamés y los delirios no eran compartidos con tanto afán como los días de lucidez;
la temperatura media del corazón superaba los 39º, los sudores eran lluvia en agosto.
se me olvidó lo que se siente cuando se está bien.
dormir con frío era mi hermano siamés y los delirios no eran compartidos con tanto afán como los días de lucidez;
la temperatura media del corazón superaba los 39º, los sudores eran lluvia en agosto.
se me olvidó lo que se siente cuando se está bien.
domingo, 6 de febrero de 2011
.primera parte.
-tu flagelación-
Anestesia local de los dedos como martillos, en la sien.
siento la tentación de tu pulso, y lo paro.
se te retuercen las tripas y el oxígeno pide una hoja de reclamaciones; entonces, te despojo del cuerpo que te regalaron
para que no se queje tanto, para que comprenda el dolor ajeno.
-tu flagelación-
Anestesia local de los dedos como martillos, en la sien.
siento la tentación de tu pulso, y lo paro.
se te retuercen las tripas y el oxígeno pide una hoja de reclamaciones; entonces, te despojo del cuerpo que te regalaron
para que no se queje tanto, para que comprenda el dolor ajeno.
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