miércoles, 1 de diciembre de 2010

estoy a oncemil metros de altitud, tierra.
errante mis ojos, divagando de izquierda-derecha para no perder detalle, errante mis alas nerviosas de la nieve, mis plumas mojadas, mi aleteo constante, enseñando al mundo mi nueva pulsación por hora o kilómetro recorrido.
Colibrí que sólo vuela adelante-atrás para no arrepentirse de un pasado, para volver siempre y no repetir, cálmame cielo nublado, respira mi aliento y engulle mi boca. ¿ cómo es la tierra para cuando yo vuelva?
esa claridad asusta tanto.
esta perspectiva en picado se ve delicada; Preveo un aterrizaje forzoso, de esos que por más que quieras ir al plano central acabarás con los pies en zona desconocida, la primera seré yo, los demás no importan,y me tendré que poner un nombre, seguro sería algo así como tu chica del mar helado, o la chica del océano ártico que un día cambio el mediterráneo por esto que tiene ahora.
¿ dónde vamos a parar?








26noviembre, estaba encima de nubes, nadaba.

1 comentario:

  1. Tengo la idea de que a veces es bueno ir a parar al suelo, derrumbarse para empezar de nuevo, pero sin abusar, porque yo ya lo he hecho demasiadas veces y entonces se prefiere volar aunque sea a medio metro.

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