atrapados bajo este inmenso techo de almacén gris, uralita ruidosa, truenos y relámpagos, fango en los pies y cuerpo bajo la ducha.
es marzo y el sur desaparece, cortina húmeda y opaca tendida en el tendedero de una pensión abandonada, sigues sin contestar mis llamadas y pienso que se está secando todo lo que plantamos en su día, los girasoles, por ejemplo, ya no saben dónde está dios y las margaritas ya sólo se quedan en un no me quiere, inocentes nosotros cuando las regábamos pensando que todo esto calmaría el dolor, ironía del mundo, ahora sólo nos han sobrevivido los cáctus y eso no es buena señal.
domingo, 21 de marzo de 2010
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