el bosque está ardiendo y el tiene cara de televisor apagado, y en su pelo, llamas de alce herido; pero el no sabe quien es mamífero aquí.
En su espalda, ramas que fueron vida se convierten en astillas sin piedad, pero tu no le ayudas a arrancarlas porque la flagelación siempre fue su fuerte, aunque ahora no pronuncie palabra.
tú te quedas muda, igual sin boca. después del ataque de las fieras del fuego.
te quedas mirando esos ojos que ya no dicen nada
te inventas la conversación de su mirada, te quedas tranquila a veces.
pero él está lobotomizado y tiene cerillas en sus dedos.